Ritual para ir de viaje

Si necesita ir a alguna parte, pero no tiene los medios para hacerlo, pruebe lo siguiente:

Empiece con una hoja de papel. El papel amarillo es el ideal, pero no es indispensable. Coja el papel con su mano de proyección. Póngase de frente al este. Mantenga el papel en esa dirección mientras dice:

Este es mi medio de transporte.

Repítalo mirando hacia el sur, el oeste y el norte y diciendo las mismas palabras. Después, apoyándose sobre una superficie plana y utilizando un lápiz, escriba el nombre de su destino en la hoja de papel.

Escríbalo con letras grandes y especifique todo lo que pueda («Glastonbury Tor» es mejor que «Inglaterra», y «Francia» es preferible a «Europa»). Visualícese ya en su destino mientras escribe.

Luego dibuje varias veces el símbolo mágico para viajes, alrededor del nombre de su destino.

Presione la hoja de papel con la palma de su mano de proyección. Visualícese con gran intensidad una vez más en su lugar de destino. A continuación, haga un avión doblando la hoja de papel. Puede ser un avión de diseño propio o puede seguir las instrucciones que siguen a continuación. Es muy importante que el avión de papel pueda volar. Al mismo tiempo que transforma el que era un objeto bidimensional en otro de tres dimensiones, vea y sienta cómo será cuando ya se encuentre en su destino. Visualícese como si ya estuviera allí.

Salga fuera (o abra una ventana). Sostenga en su mano de proyección el avión terminado. Diga estas o similares palabras:

Vientos que sopláis, Surgid poderosos,

Inquietos del aire; enviadme a donde pertenezco;

¡Oh vientos, llevadme allí!

Repítalo por lo menos nueve veces, sin detener la visualización, sintiendo como el poder crece en su interior al tensar los músculos.

Cuando diga «llevadme allí» la última vez, lance el avión al aire. Debería volar libremente unos metros (hacia arriba, mejor que hacia el suelo). Al volar, liberará en el elemento aire la energía que le ha proporcionado.

Recupere el avión. Enhebre una aguja con hilo amarillo. Atraviese el avión con la aguja y cuélguelo por el hilo del techo (o de cualquier otro lugar alto de su casa) hasta la fecha de su partida. Una vez llegue este momento, baje el avión, desdóblelo y lléveselo con usted. Cuando regrese (si era ésa su intención), rómpalo en mil pedazos y elimínelos de forma adecuada (es mejor que lo entregue para su reciclado, si ello es posible).

(NOTA: este ritual puede utilizarse para todo tipo de viajes. No está limitado a los viajes por avión.)